Bill Converse nació y vivió hasta los 15 años en Lansing, Michigan. Allí descubrió y se enamoró de la música electrónica, siendo aún un niño, gracias al programa de radio Mechanical Pulse, a cuyo estudio acudia asiduamente para ver en directo las actuaciones de Steve Lammers, AKA DJ Horsepower, y los invitados que traía al programa. Empezó a pinchar a los 11 años y acudir a las fiestas del Bingo Hall en Lansing y más tarde a Detroit e incluso a Chicago. Pero en 1998 su familia tuvo que mudarse a Austin (Texas) y Bill, dolorosamente alejado de la vibrante escena de su área natal, cayó en una profunda depresión. Austin era en aquellos tiempos un triste páramo musical para un fan del techno y del electro y Bill se recluyó en su dormitorio, alienado del mundo exterior.
Visto en perspectiva, el propio Bill reconoce que el cambio fue positivo para él y le impulsó a crear su propio ecosistema creativo en su dormitorio, convertido en estudio de grabación y mezcla. Bill crea sus temas a modo de jams, grabados directamente en una sola toma, previo establecimiento de unos patrones rítmicos y de estructura básicos. Pero evita a toda costa caer en la repetición y en la comodidad del térreno conocido, alterando constantemente esos patrones de forma plenamente consciente. Hay una decidida intención de busqueda y desafio continuo en todo lo que hace. Así ha ido creando una serie de tracks ajenos a los convencionalismos, frescos, intuitivos y llenos de extrañas texturas que reflejan perfectamente su orgullosa condición de outsider y le emparentan con la de artistas que tanto amamos en sellos como Mood Hut, L.I.E.S o 1080p. Música que existe por sí misma, sin necesidad de coartadas ni bendiciones de los gurús de la escena, que es así porque tiene que ser así y no puede serlo de otra manera. Sólo es cuestión de tiempo que el mundo se vaya enterando y empiece a amarla. Asi está ocurriendo poco a poco con Bill Converse, conbertido ya en un auténtico referente de la electrónica más excitante gracias a las reediciones de sus primeras cassettes y de nuevos temas que están realizando sellos como Dark Entries o Tabernacle.
Lo que ayer era un solar musical abandonado en mitad de Texas, hoy se ha convertido en una pequeña comunidad, freaky, diversa, orgullosa y cada día más sólida. ¿No os recuerda a algo? En MUGAKO, desde luego, le esperamos con los brazos abiertos. Bienvenido a casa…